Autor: AHF Joyas
¿Que es la joyería clásica?
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha buscado una forma de diferenciarse frente a sus pares con el objetivo de potenciar su fácil reconocimiento o demostrar poder en su comunidad.
Uno de los objetos que ha tenido protagonismo cumpliendo esta forma de diferenciación son las joyas, ya que poseen la cualidad intrínseca de ser adosadas al cuerpo. Ya sea desde este punto o desde la etimología, la cual nos remite desde el francés “Joie” cuyo significado es alegría o desde el latín “iocale” amuleto, deducimos que:
Una joya es un elemento físico portable de diferenciación, que provoca alegría.
Ahora que conocemos lo que es una joya, podemos adentrarnos en el mundo de la joyería clásica. Entendiendo que lo clásico se remite a los tiempos Greco y Romano, base de la cultura occidental donde el principal interés se enfoca en la perfección, lo sublime y lo bello.
Además, estos objetos deben constar con parámetros de tradición, que se ven reflejado en el uso de materiales especiales y únicos.
Esta tradición nace a partir de los reinados Europeos (siglo V al XV D.C) donde los reyes, para demostrar su poder, utilizaban Joyas que fueran elaboradas con materiales nobles (los metales preciosos como Platino, Oro, Oro Blanco en aleación Paladio, entre otros; Acompañados de la utilización de piedras preciosas y semi preciosas como el Diamante, Zafiro azul, Rubí, Esmeralda, Amatista, Citrino, Granate) por ser estos escasos y caros.
Al juntar todas estas pequeñas definiciones llegamos a comprender la Joyería Clásica, se trata de Un objeto bello y perfectamente ejecutado, compuesto de materiales preciosos y otorgan alegría e identidad a su portador.
El Oro es el metal precioso por excelencia, tiene la cualidad de mantenerse intacto a través del tiempo siendo uno de los elementos más perdurables ya que por su composición es inalterable (no reacciona casi con ningún químico). Estas cualidades le han otorgado un lugar privilegiado en la joyería pues es un metal maleable es decir que se le puede dar muchas formas manteniendo sus propiedades físicas. Se estima que 1/3 del oro total del mundo corresponde a joyas y que si las juntáramos todas serian aproximadamente 20.000 toneladas de oro.
En estado natural el Oro es un metal muy denso, blando y de color amarillo, por ello es necesario mezclarlo con cantidades de otros metales para otorgarle dureza, de ahí que nace la convención internacional o ley (quilates “K”) la que nos dice que porcentaje de oro posee cada una de dichas mezclas.
24k = 100 % oro puro (oro puro)
21K= 87 %oro puro (monedas Chilena acuñadas en oro)
18k= 75% oro puro (oro de primera ley)
14k = 60% oro puro (oro de segunda ley)
10K= 40% oro puro
8K= 33% oro puro
Anillos fotografía:
A1385 Perla central
A1184 Brillante central
A1354 Zafiros azules
Se desconoce con exactitud en que momento de la historia se inicia este rito de usar argollas de matrimonio, el sentido, es que representa la unión de una pareja y se ha convertido un arraigo tradicional ampliamente difundido.
La voluntad de exhibir el anillo de boda en el dedo anular de la mano derecha durante el noviazgo y en la mano izquierda acompañando el anillo de compromiso desde el momento del matrimonio, es el símbolo que nos compromete a mantener la fidelidad con nuestra pareja día a día.
Fueron los griegos quienes arraigaron la costumbre de portar el anillo en el dedo anular, ya que ellos pensaban que por este dedo corría una vena que se comunicaba directamente con el corazón, por lo que el compromiso de amor y lealtad existía hasta que el corazón del portador latiera, de ahí se origina la frase “hasta que la muerte los separe”.
Se atribuye también a los griegos la costumbre de inscribir por dentro del anillo el nombre de la persona con que se contraía la unión y la fecha de la celebración del rito.
Generalmente las alianzas son elaboradas en oro como símbolo de lo” magnífico”, sin embargo en la actualidad las encontramos de diferentes materiales, diseños y texturas, donde cada pareja busca darle una identificación personal y única asociada a su historia…pero todos coinciden en el sentido y deseo más profundo y simbólico que tiene que ver con lo eterno, ilimitado e infinito del amor que los une.
Me imagino que se le llama al diamante «el mejor amigo de la mujer» porque empieza significando el compromiso de su hombre con ella y, bien escogido y bien montado, es una inversión financiera que aumenta de valor a través del tiempo. Un diamante es para siempre. Si es de buen corte, color, claridad y quilates o carats (las 4 C’s).
A la mujer le gusta el resplandor del diamante, pero sabe que le conviene la calidad. Si tu novio busca un diamante para ti o tú misma quieres comprar uno, te ofrezco unas sugerencias:
Visita varias joyerías, importadores o gemólogos antes de hacer tu compra. Pregunta y busca información sobre calidad y precios. Si conoces un joyero de tu confianza, cómprale a él o a alguien referido por él, que goce de buena reputación. Compara precios junto a los cuatro criterios de calidad.
Los precios de los diamantes, según su peso, aumentan exponencialmente de un quilate a otro. Por eso hay personas que prefieren comprar un diamante de 1.7 quilates que uno de 2 quilates.
El color del diamante empieza en la escala D (no hay A, B ni C) Hasta la J está en la escala del blanco, pero va bajando hacia un tono amarillento. Hasta la J se monta en oro blanco. De K en adelante se recomienda montar en oro amarillo para disimular lo amarillento del diamante. Una cosa es un diamante de color amarillento (calidad inferior) y otra es un diamante amarillo, raro en el mundo y de un costo exorbitante.
No te emociones con los nombres que le han dado a algunos diamantes con cortes exclusivos. Vas a pagar muy caro el costo del mercadeo, que puedes pagar por un buen diamante certificado, aunque no tenga ese nombre.
Lo que más gusta del diamante es el brillo y los destellos que emite. El corte correcto de buena proporción es el que logra que la luz entre por el tope del diamante y regrese hacia arriba, logrando el fulgor que enamora al comprador. Las formas varían desde el Redondo, Pera, Esmeralda, Trillón, Radiante, Princesa, Marquesa (almendrado), Ovalado y otros. Los de mayor venta son el Redondo y el Princesa.
La claridad tiene siete gradaciones y depende de las imperfecciones que la naturaleza haya dejado en el diamante. Pide que te enseñen a mirar la piedra por dentro.
Las medidas de quilates (1 quilate equivale a 100 puntos) y puntos indican el peso del diamante.
Si quieres comprar un diamante para que la gente lo mire, dicen que lo correcto es comprar un pendiente de diamante para el cuello porque es hacia tu cuello donde van primero las miradas.
El segundo lugar que más se mira es la mano.
La tercera joya de diamantes deben ser aretes o «dormilonas» porque son un accesorio para todas las ocasiones.
A muchas mujeres les gustan las joyas con muchos diamantes pequeños juntos. Por hermosos que sean, no tienen el valor de inversión de un solo diamante de al menos 1 quilate.
La compra de un diamante es muy personal porque el comprador tiende a enamorarse del resplandor sin tener en cuenta los cuatro factores que distinguen a esta joya eterna. Hay quien se enamora de una piedra, aunque sea de inferior calidad.